El siguiente tramo.... andando

Capítulo IV

No creo que sea posible encontrar mejor droga que lo que me haces sentir cuando veo tu sonrisa combinada con tus ojos, eres el cóctel que te hace víctima de mi sueño.

Después de la cena Liebe decidió subir a su habitación. Se preparó para despedirse de Juwel le deseó que pasara una excelente noche. La dejó en la puerta de la habitación, se despidieron con un simple “hasta mañana”; y Liebe se dirigió directo a su recámara. Ella sólo lo vio alejarse y entro dispuesta a dormir a su habitación.

En medio de la soledad Liebe comenzó a escuchar el silencio, con el que compartía su cama, y que aunque le contara todos sus sueños y sus logros no iba a responder nada, no habría ni una pizca de retroalimentación. Se recostó sobre una almohada fría y que soportaría todo el peso de aquellos sueños con los que se toparía en esa noche.

* * El episodio de los sueños * *

Como en todo libro, este tiene una historia entretejida, y aquí comienza una paralela. No quiero aburrir al lector, pero esto es importante para saber qué es lo que sucede en el plano de aquel que decide emprender la marcha para conocer el amor a como dé lugar, ese que cura y que evita que una muerte pudiera comenzar con su preámbulo.

Tristemente era una escena donde sólo había nieve, árboles y lo que no había era sol. Liebe caminaba entre pedazos de nieve que venían desprendiéndose del cielo, caían sobre su cara y le congelaban los latidos del corazón. A lo lejos se veía que la nieve comenzaba a tornarse de color rojo escarlata, era como una alfombra de rosas, de rosas que no habían sido cubiertas por la nieve. El se iba a acercar por curiosidad, pero el peso de la nieve en sus zapatos le hacía imposible seguir caminando con tanta tranquilidad.

- ¡Liebe!, ¡Liebe! - escuchó detrás de un pino.

- ¡Liebe! Ayúdame, estoy perdida, no sé qué hacer.

Liebe levantó la mirada y era la mujer del Regarder, aquella de los ojos bellos que al fin había hablado y le reconoció en medio de la nieve. Por un segundo en la cabeza de Liebe entró una duda como un meteorito a punto de estrellarse: ¿Cómo es que sabe mi nombre?... y en cuestión de segundos, como si la nieve se hubiera derretido sólo para estar junto a ella, le tomo entre sus brazos.

- Para de llorar mujer, que así no vas a encontrar el camino.- Habló Liebe, como si se tratara de una conocida.

- Para de llorar, que con tus lágrimas estás cooperando con esta nieve que está a punto de llegarnos al cuello… tranquilízate. No tengas miedo.

El miedo para Liebe… era tan común, era tan vivido, que él no se atrevía a ponerse a pensar que significaba la frase “no tengas miedo”.

Se acercaron juntos a una cabaña en medio del bosque. Era un lugar conocido, muy familiar en el sueño de Liebe; tenía una chimenea y sabía donde se encontraban las habitaciones y de qué manera estaban repartidas; sabía hasta lo que contenía cada espacio en la alacena y en que parte había puesto los fósforos para encender la chimenea. La hermosa mujer estaba sentada enfrente de la chimenea, y el calor de la madera le ponía el rostro de color rojo, como el color de las rosas que había visto afuera.

-¿Qué fue lo qué paso mujer?
- Fue él otra vez, sollozó… una vez más me dejó abandonada. Siempre lo espero con tanto cariño, con la cena caliente con la cabaña más cálida del pueblo... pero lo quiero con toda mi alma… y cada vez que lo quiero, lo pierdo, he sido la mejor mujer, lo he amado aún sin tener ganas, conozco cada manía y cada parte de su cuerpo; se que guarda en cada poro, conozco el camino perfectamente para llevarlo a las estrellas… creo que lo he perdido. Últimamente llega a la casa y parece que hablo con un extraño, sus abrazos son tan vacíos, sus besos me saben a papel mojado, su pasión me martiriza en lugar de excitarme. Lo voy perdiendo y ya no se qué hacer. Lo he aburrido con mi presencia, y he hecho lo humanamente posible para tenerlo a mi lado, lo amo como a nadie he amado y no encuentro la cura para esta enfermedad que me va destrozando el alma, me va dejando sin fuerzas, me constipa el pensamiento.

Alzó la mirada con los ojos llenos de lágrimas y vio directo a los ojos a Liebe, lo tomó del cuello y lo beso salvajemente, como quién no ha besado en muchos años, como aquel desahuciado que sabe que este segundo puede ser el último y ese beso sellara el pacto que existe entre la vida y la muerte…

-¿Qué has hecho Liebe?, ¿por qué me has abandonado? Yo te he dado todo el amor que tengo en mi alma, todo lo que está permitido dar, te he entregado mi corazón y tú simplemente te alejas, ¿quieres demostrarte a ti mismo que no encontrarás a alguien como yo? ¿Quieres perderme para siempre? Me has olvidado… no fuiste capaz de reconocerme en el Regarder… no eres capaz de volver al Regarder y hablarme, fui tu mujer. Ahora soy la extraña en tu historia…

Eres los ojos que siempre he estado buscando, que se van con la fría mañana que te llevas con tu indiferencia inhumana que apartas de mí haciéndome padecer una condena.

----Continuará----

M.I.S.L.