The majority of the humans on Earth have no idea that words have the power of creation.....Dr. Miguel Ruiz

jueves, agosto 06, 2009

Yo no tengo la cura

Pero si tengo la inspiración.... Aunque no tenga las ganas de terminar mi historia, tengo un avance del libro que nunca voy a publicar, que ya no tengo ganas de continuar y que poco me falta por quemar.

Siempre las personas saben todo lo que conocen, nadie conoce todo lo que sabe.

Era de noche, y ese hombre se preguntaba una vez más “¿es verdad que conozco la distancia a las estrellas?”.... o acaso debo dejar todo para recorrer toda la distancia...

CAPITULO I
Acerca del hombre que temía conocer el amor

En la ciudad de Rolod, sitio donde se desarrolla esta historia existían muchos lugares donde se vendían varios y extensos productos que se acercaban a tan dichoso manjar… que se acercaban a tan dichoso placer… que se acercaban a lo que se conoce como AMOR. Existían variedades de hamor, ramor, romas, maro, oram, mora, sama, amo, ama, amamos, amaré, amaremos, amarás, amaste, amé, amareis, etc. Extensas cantidades de productos llenos de olores, sabores, texturas, esencias, palabras, decencia, inocencia, pasión, ternura, confianza, armonía, tristeza, todos eran bastante parecidos al AMOR, pero ninguno era original, algunos causaban dolor de cabeza, de corazón, de piernas, de manos, de labios, otros entre varios efectos y (defectos) secundarios causaban ardor de ojos, lagrimeo, ojos llorosos, sollozos, enojos; el efecto que raras veces se daba, pero que se llegaba a dar, y que causaba tanto mal era una enfermedad conocida en aquel universo como la suicidosis, y era la mas mortal.

Esta ciudad, donde se desarrollara nuestra historia, vio nacer a cierto hombre que tenia toda una vida por delante, una asombrosa habilidad para nombrar doncellas con los nombres de las mejores estrellas, y que tenía un don que le permitía conocer y sanar males de amores.

Quizá el producto más caro, de mayor demanda y más escaso era el AMOR, y algunos científicos descubrieron que éste era capaz de curar cualquier trastorno causado con aquellos productos copia sin efecto del AMOR. Al ver que dentro de la población aparecía e iba creciendo como epidemia, sin freno, cualquier mal imaginable, causado por estas copias baratas y poco duraderas del AMOR, nuestro hombre decidió que seria bueno ir en busca de éste producto y abastecer a la ciudad de Rolod para que no siguieran existiendo decesos causados por AMOR.
Tomo sus cosas y emprendió el viaje, no sin antes pasar a despedirse de su familia, una de las pocas familias de ese sitio que había conseguido AMOR en su tiempo, y razón por la cual él sabia la importancia y los beneficios de obtener AMOR. Y así emprendió la marcha, diciendo adiós a su madre, la mujer mas importante en su vida (quizá la que portaba el nombre de la estrella más importante de este universo).

Tomo sus cosas, las mas indispensables, aunque sabía que el viaje duraría mucho el camino era sinuoso y no podría con cosas mas allá de las esenciales.
Acerca del hombre, que emprendía la huida o el viaje que le ayudaría a conocer el AMOR

Llego a Souffrir, un pueblo a pocos kilómetros de Rolod. Ahí decidió tomar un pequeño descanso, buscar un lugar para comer y quizá donde tomar una siesta. Llego a un restaurante conocido como Regarder ahí comió algo y comenzó a leer y decidir la ruta más apropiada para este viaje.
Cuando al lugar entró una mujer, tenía unos ojos muy bellos, y el noto que detrás de sus ojos existían muchas historias que deseaban ser contadas, sin embargo, no solo noto eso, noto que había tristeza en su rostro y unas ganas de gritar. La mujer pidió un café, y se sentó totalmente sola, viendo el escenario de la calle, la gente con sus andanzas, con sus memorias, sus pensamientos, todo vacío, ni siquiera una señal de felicidad. Y el sintió lo mismo. Terminó pronto su comida y se adelantó al tiempo que subía a su auto para reanudar su viaje. No había felicidad, y era más triste aún ver que la estaba buscando en el peor lugar. Siguió por la carretera, no hubo otra cosa que pasara por su mente más que los ojos de la mujer del Regarder.
No es que no conozcas la distancia a las estrellas, lo peor aún sigue sin llegar.... y lo fatal es que no te has dado cuenta de que vives rodeado de ellas.
---Continuará---
Esccrita por: Ma. Isabel S.L.

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