Capítulo V

Entonces te das cuenta que estas en el limbo, ya no sabes cuál es la diferencia entre la realidad y la fantasía… tienes miedo.

Liebe se despertó agitado, salió rápidamente de sus sábanas y corrió a la habitación de Juwel… tocó la puerta como desesperado. Juwel salió de un sueño más profundo sin imágenes pero relajante y su corazón dio zarpazos de incertidumbre. Salió de su cama de un brinco y se puso la bata que había dejado al pie de la cama, corrió veloz a la puerta imaginándose el fin del mundo.

- ¡Jesús! ¿Qué fue lo que pasó? ¿Está temblando? ¿El hotel se está incendiando?

Y Liebe entró con el sudor aún recorriendo su frente.
- No, nada de eso… creo que es algo peor. Estoy confundido, no tengo la certeza de lo que estoy viviendo, creo no saber quién soy…

Juwel lo tomó del codo y lo llevo al sillón que estaba en el centro de la habitación, tomó una toalla y le secó el sudor.
- ¿Estás llorando? – le preguntó un poco asustada-
- Sí, y no había experimentado este sentimiento desde mi infancia. Tengo mucho miedo… tengo miedo de saber qué soy y a dónde voy, tengo miedo de ser yo el único enfermo. Tengo miedo de no encontrar la sustancia que salvará a mi pueblo. No sé en qué me he transformado.

Tengo que volver a Rolod, lo haré aunque tenga que enfrentar mi realidad. Lo haré aunque tenga que pasar la vergüenza de llegar con las manos vacías y soportar las miradas que juzgan de mi pueblo, mi Rolod.

- No creo que sea mala idea, tuviste que haber hecho un gran esfuerzo por haber salido de ahí. – y dirigiéndose hacia su bicicleta Juwel se la ofreció- mira llévate mi bicicleta…

Liebe la interrumpió, ya más tranquilo. –no, no puedo hacer eso, es tuya es la herramienta que necesitabas para cumplir tu promesa, para continuar tu huida.

- Lo sé pero creo que es mejor hacerme a la idea, de que yo no lastimo a las personas, yo debo hacer mi vida y lo mejor para mi, no para los demás… yo también volveré mañana a mi hogar, tomaré el tren a primera hora. Estoy cansada de huir.

- Sí, lo sé, pero yo vengo en auto, ¿recuerdas?...

Ambos soltaron una carcajada, y sintieron como el miedo de aquel momento de incertidumbre se disipaba… y el amanecer llegó con tanta premura que olvidaron su cansancio y comenzaron a prepararse para su regreso. Para detener los pasos de huida que los habían llevado a conocerse.

Amor, me tienes enfrente, pero es tu ego el que te ciega. Se que mueres por besar mis labios, por tocar mis caderas, por bailar al ritmo de la vida conmigo. Pero tienes miedo...

IsSa'S MiNd

--- Continuará ---