Te escribo a ti...
Alguna vez pensaste que la vida era mágica, y hoy de repente sólo esperas los días. Nadie te dijo que vivirías una pandemia, que un 18 de marzo del año 2020 te ibas a guardar en tu casa y que ese fin de semana ibas a salir al super a hacer "compras de pánico". En tu lista había cerveza, frituras, comida chatarra y la última vez que verías niños en el supermercado. Era raro ver a alguien con cubrebocas pero comenzabas a utilizarlo "por precaución".
Te dijeron que iba a ser una cuarentena de quince días. Luego se convirtieron en treinta, luego en cuarenta... y luego perdiste la cuenta.
Has vivido de todo, has cambiado y has envejecido: ahora si eres la señora del ceño fruncido, te estresas por todo, hay días que tratas de guardar la calma y hay días que con nada explotas... y al anochecer lloras arrepentida. Eres un monstruo verde y gritón.
Hubo días que te encontrabas y hubo días en los que te perdías, desconocías lo que tenías alrededor... y llorabas, seguirás llorando.
Hay días que crees saberlo todo, saber que personas muy cercanas murieron para no vivir estos tiempos difíciles. Entiendes que las personas mayores, como quiera, han recorrido un camino... pero no entiendes como personas que cumplen treinta años simplemente dejan de existir. Un virus, un trágico accidente, una enfermedad... de todo se han muerto.
Al principio era no creíble que un terremoto dejará muchos muertos en tu país, y luego esto. Y luego tus sueños que te rompen el corazón, una pérdida hipotética más.
Crees que la vida es cruel... te tapas los ojos con un celular y evitas ver que la vida te llama, te pide que juegues con ellas y te rehusas, te complicas, te llenas de terribles noticias, de terror, de suposiciones trágicas... evitas la vida, evitas la alegría... y sigues llorando. ¿Cuánto daría una madre o un padre que perdió a un hijo regresar a tu etapa, escuchar esa sonrisa o formar parte de un juego de una mini aventura llena de imaginación e inocencia?
Ordenas tu vida, vuelves a desconocerte... luego te miras por dentro te conoces, te amas o te odias. Pensabas que los trastornos del psique sólo se aparecían en cuentos de los Grimm. Y no, están cerca. Te respiran al oído los has visto, los has enfrentado. Aparece la pregunta ¿qué pasaría si me contagio, que pasaría si me muero?
...IsSa...
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